Del análisis extrapolamos una conclusión principal y es que la influencia de 11 provincias españolas aumenta el valor real de las viviendas un 3,74% en España desde 2015. Este crecimiento se sustenta en datos detallados que revelan tendencias regionales y patrones específicos.
Destacan Islas Baleares (35.45%), Málaga (28.89%), y Madrid (26.84%) como las provincias líderes en crecimiento. Estas áreas no solo han mantenido una trayectoria ascendente, sino que han impulsado positivamente el panorama nacional.
Nuestra mirada se extiende más allá de los ciclos actuales, explorando la evolución desde 1995 en moneda constante. Baleares y Málaga emergen como protagonistas con crecimientos sostenidos que superan la media nacional desde aquel entonces.
Hemos clasificado las provincias en tres grupos, destacando aquellas con crecimientos superiores, aquellas con crecimientos, pero por debajo de la media, y las que han experimentado decrecimientos, con Soria como ejemplo destacado.
El análisis muestra que, a pesar de las fluctuaciones, las inversiones inmobiliarias han sido un sólido refugio contra la inflación. Desde 1995, los precios reales de las viviendas han experimentado un aumento del 37.79%, con una revalorización media anual del 1.15% sobre la inflación.
Pero, aunque los mercados de vivienda siguen siendo un buen recurso para proteger las inversiones de la inflación hay que tener en cuenta que no lo son en todas partes ni protegen con la misma intensidad.
Os dejamos a continuación un gráfico que muestra la evolución de los precios en moneda nominal (azul) y en moneda constante (rojo) para el conjunto de España:
“España se enfrenta a una transformación profunda en el modelo habitacional, donde el alquiler ya no es una opción secundaria, sino una necesidad creciente frente a un mercado tensionado, envejecido y desequilibrado.”
El mercado inmobiliario chino se ha convertido en un referente global para entender los riesgos de sobrevaloración y las consecuencias de mantener políticas monetarias expansivas durante demasiado tiempo. Mientras Europa inicia su propio ajuste tras una década de tipos bajos y liquidez abundante, las lecciones de China resultan esenciales para interpretar el nuevo ciclo de valoraciones y la sensibilidad del sector ante el endurecimiento del crédito.