Un país que cambia: del sueño de propiedad a la realidad del alquiler
España está dejando de ser un país de propietarios. El 20% de las viviendas principales ya son de alquiler, el máximo histórico. Este cambio, lejos de ser una moda pasajera, es el resultado de varios fenómenos convergentes: el auge de la ocupación ilegal, el desequilibrio entre el alquiler residencial y el turístico, y un perfil de inquilino que se emancipa más tarde y con menos recursos. A esto se suma una presión creciente sobre los precios, un parque de vivienda envejecido y la escasa eficacia de algunas políticas públicas.
En este artículo, inspirado en el análisis de Idealista ver artículo original, abordamos los grandes desafíos del mercado de la vivienda en España y proponemos, desde UVE Valoraciones y UVE Green, soluciones factibles y sostenibles para un futuro más equilibrado.
Ocupación ilegal: un síntoma de desconfianza y desequilibrio
Desde 2010, las denuncias por ocupación ilegal han crecido más de un 500%. Hoy, más de 16.000 casos anuales reflejan una desprotección jurídica que desincentiva a los propietarios a alquilar sus viviendas. El temor a impagos, largos procesos judiciales y la falta de medidas eficaces convierten la ocupación en un riesgo real para quien desea poner en alquiler su inmueble.
Los expertos coinciden en la necesidad de endurecer las penas, agilizar los desalojos y diferenciar entre ocupaciones mafiosas y por necesidad. El objetivo es recuperar la seguridad jurídica y atraer de nuevo a los pequeños propietarios al mercado del alquiler.
Desde UVE proponemos ir más allá del castigo. Mejorar el marco legal es necesario, pero insuficiente. Apostamos por la creación de juzgados especializados, actuaciones rápidas en las primeras 48 horas y, sobre todo, por fórmulas que den uso social a la vivienda vacía. Modelos como la cesión temporal de viviendas para alquiler social con garantías o proyectos de cohousing urbano permitirían reintroducir inmuebles desocupados en el circuito de vivienda asequible, reduciendo las ocupaciones y aumentando la oferta disponible.
Alquiler en retroceso y turismo al alza: un mercado en tensión
La oferta de alquiler de larga duración ha caído un 56% desde 2020, mientras los pisos turísticos se disparan. Este trasvase tensiona el mercado, eleva los precios y expulsa a los residentes de las zonas urbanas más demandadas.
Los expertos proponen incentivos fiscales para propietarios, rehabilitación de viviendas vacías, movilización de suelo público y colaboración público-privada para construir vivienda asequible. Sin embargo, las soluciones deben ir acompañadas de estabilidad regulatoria y confianza en el sistema.
Desde UVE apostamos por un enfoque integral: bonificaciones fiscales nacionales para el alquiler asequible, reconversión pactada de pisos turísticos en arrendamientos estacionales, y vehículos éticos de inversión (socimis sociales o cooperativas de alquiler) que promuevan la vivienda estable. A ello se suma la idea de una “deslocalización inteligente” de la demanda: redistribuir población hacia ciudades medias o zonas con stock disponible, aprovechando el teletrabajo y la movilidad sostenible. Todo ello puede contribuir a reequilibrar el mercado y ofrecer una vivienda digna sin sacrificar el derecho a la ciudad.
El nuevo inquilino: más edad, menos ingresos, menos acceso
El inquilino medio tiene ya 36 años y destina hasta el 85% de su renta al alquiler. La combinación de salarios estancados, precariedad y precios récord retrasa la emancipación y desplaza a las clases medias hacia la periferia o viviendas compartidas.
Los expertos abogan por incrementar la oferta, facilitar ayudas al alquiler, garantizar seguridad jurídica y adaptar el parque a nuevas formas de uso, como el coliving o la vivienda modular. Pero la transformación del modelo exige una visión más amplia.
Desde UVE creemos que es necesario vincular las políticas de vivienda con el empleo, la movilidad y el envejecimiento demográfico. Proponemos incentivos a empresas que creen empleo en zonas con oferta de vivienda, rehabilitación eficiente con ayudas verdes para propietarios e inquilinos, y modelos de vivienda compartida o intergeneracional que fomenten comunidad y accesibilidad. La vivienda modular y flexible, adaptable a distintas etapas de la vida, y un urbanismo periférico con transporte público y servicios de calidad son claves para lograr ciudades inclusivas y sostenibles.
Conclusión: de la crisis a la oportunidad
Lo que está en juego no es solo el acceso a un techo, sino el modelo de convivencia y sostenibilidad para las próximas décadas. Desde UVE Valoraciones y UVE Green creemos que es posible alcanzar un equilibrio entre el derecho de propiedad, la necesidad de vivienda digna y la resiliencia urbana. Para ello se necesitan políticas valientes, creatividad institucional y una colaboración real entre actores públicos y privados.
El futuro de la vivienda en España no dependerá de si somos un país de propietarios o de inquilinos, sino de si somos capaces de construir soluciones estructurales, sostenibles e inclusivas. Y esas soluciones ya están al alcance.
La vivienda debe dejar de ser tratada como una mercancía más. Es un derecho, una infraestructura social y un pilar de cohesión. Garantizarlo no es una utopía: es una decisión y responsabilidad colectiva. El cambio empieza por imaginar soluciones, y continúa cuando las ponemos en marcha.
Fuente principal: Idealista News, 27 de octubre de 2025
España va hacia un país de inquilinos — idealista/news
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